La reflexión y la autoevaluación son técnicas que pueden ser muy útiles cuando aprendes un idioma. Es importante que, cuando aprendes un idioma, seas capaz de reflexionar sobre tu propio uso del idioma y también sobre el modo en el que aprendes.
Cuando alguien aprende un idioma, suele suceder que siente cierta inseguridad y eso hace que le resulte difícil revisar sus errores o simplemente volver a leer lo que ha escrito o lo que ha grabado en un audio o vídeo. No nos gusta ver lo «mal» que nos ha salido algo. Sin embargo, es importante darle la vuelta a esto.
Esa capacidad para ver los aspectos negativos de lo que hacemos, no tiene que ser una fuente de insatisfacción o de malestar. Puede ser una herramienta crucial para hacernos conscientes de las maneras en las que podemos mejorar.
Es cierto que, como muchas otras cosas, es necesario hacer un esfuerzo para llevar a cabo este tipo de prácticas, pero en mi opinión, merece mucho la pena.
Evalúa tu propio trabajo
Es común que cuando algún alumno o alumna termina un ejercicio y lo manda para corregir, no quiera volver a ver su trabajo hasta que recibe la calificación. Sin embargo, pienso que podría hacer un gran ejercicio de aprendizaje si, uno o dos días después, volviese a mirar el ejercicio y reflexionara sobre las decisiones que ha tomado al realizar ese trabajo, sobre la elección de palabras concretas o sobre la posibilidad de que contenga faltas gramaticales, especialmente si el ejercicio requiere producir lenguaje (writing y speaking).
Por ejemplo, si has tenido que grabar un vídeo para tu clase de inglés, cuando acabes de grabar vuélvelo a ver. Incluso en días distintos. Examina lo que has hecho bien, y también lo que has hecho mal. Normalmente, los ejercicios que realizas en una clase o en el estudio guiado por un profesor tendrán alguna clase de rúbrica o unas instrucciones concretas. Al ver el vídeo que has grabado puedes comprobar si cumples con lo que se te pide, y puedes también comprobar la pronunciación de ciertas palabras o si has cometido algún error gramatical.
Lo ideal es que, tras hacer ese ejercicio de reflexión y autoevaluación, puedas consultar con tu profe y comprobar si tus percepciones eran reales.
Hacerte cargo de lo que haces bien, pero también de lo que se te da peor, puede darte un gran poder como estudiante de idiomas.
Revisa las correcciones
Lo mejor que puedes hacer cuando tu profe te corrige es revisar sus correcciones. En esas correcciones está tu inglés. El que usas o quieres usar, aunque cometas errores. Es una de las fuentes más relevantes de información para mejorar tu nivel de inglés.
Además, si por ejemplo la corrección es sobre un ejercicio de una habilidad receptiva (listening o reading), no te quedes simplemente en la nota que has sacado. Vuelve a examinar el texto o el audio y encuentra justificaciones para las respuestas correctas. Toma notas de aquello que te salió regular o que entendiste de forma incompleta.
Reflexiona sobre tu aprendizaje
Al hacer las actividades que te he comentado, creo que hay otro paso interesante y es el de reflexionar sobre lo que has aprendido.
Trata de resumir las ideas que han resultado de tu trabajo, o de lo que has leído o practicado en clase. Para esto te va a resultar muy útil tener unos apuntes a los que referirte.
Reflexionar sobre tu propio aprendizaje te permitirá a su vez pensar en tus objetivos concretos a la hora de aprender el idioma. Como ya te he comentado en otras ocasiones, tener solo objetivos a largo plazo no suele resultar muy motivador y no te impulsará de la misma manera que tener un objetivo conseguible a corto plazo, como aprender a usar cierta estructura, usar cierta palabra en una conversación o dejar de cometer errores de pronunciación concretos.
Piensa en tus logros, en lo que has conseguido con cierta actividad, o cuánto has progresado en el último mes. Al final de una sesión de estudio, reflexiona sobre lo que has aprendido, sobre lo que has hecho que te haya parecido interesantes, y también piensa en las preguntas que te han surgido o las dudas que te suscita cierto tema.
Finalmente, cuando hagas cualquiera de estas cosas, reflexiona sobre ti y sobre qué cosas te parecen fáciles o difíciles. Piensa también en qué estrategias te funcionan o no cuando hay algo que no entiendes o cuando surge algún problema de comunicación al hablar con alguien en inglés.
Una buena forma de unir todas estas ideas es mediante un diario de aprendizaje. De este modo, verás tu progreso de una forma clara.
Espero que empieces a utilizar estas ideas en tu próxima sesión de estudio o práctica y que me cuentes como te ha ido, ¡me interesa mucho saberlo!