El aprendizaje de un nuevo idioma no solo amplía tus habilidades de comunicación, sino que también transforma tu cerebro físicamente gracias a un fenómeno conocido como neuroplasticidad. Este proceso, que permite que el cerebro se adapte y reorganice sus conexiones neuronales, es una de las razones por las cuales aprender inglés es posible a cualquier edad, aunque los métodos y estrategias ideales pueden variar entre niños y adultos. En este artículo, te cuento cómo la neuroplasticidad influye en el aprendizaje de idiomas y qué técnicas específicas puedes usar para maximizar su potencial.

¿Qué es la neuroplasticidad y por qué importa?

La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para cambiar su estructura y función en respuesta al aprendizaje, la experiencia y el entorno. Según Kolb y Gibb (2011), este fenómeno no está limitado a la infancia: los cerebros adultos también tienen la capacidad de reorganizarse mediante la formación de nuevas sinapsis y el fortalecimiento de las existentes.

En el contexto del aprendizaje de inglés, la neuroplasticidad es la base que permite que adquieras vocabulario, gramática y habilidades de pronunciación al exponer tu cerebro a nuevos estímulos lingüísticos. Este proceso está relacionado con la formación de redes neuronales específicas para procesar y producir el nuevo idioma, y estas redes se vuelven más fuertes cuanto más las usas.

Cambios en el cerebro durante el aprendizaje de idiomas

El aprendizaje de un idioma activa múltiples áreas del cerebro:

  1. Hipocampo: Responsable de la memoria y el almacenamiento de nuevas palabras y conceptos.
  2. Corteza prefrontal: Involucrada en el razonamiento y la planificación, especialmente en el uso activo del idioma (hablar y escribir).
  3. Corteza auditiva: Procesa los sonidos del inglés, ayudándote a diferenciar entre fonemas similares.
  4. Corteza motora: Implicada en la producción de sonidos y movimientos musculares necesarios para articular palabras en inglés.
Fuente: Guyton & Hall. Tratado de fisiología médica. 14ª edición.

Estudios como el de Mårtensson et al. (2012) han demostrado que el aprendizaje intensivo de idiomas puede aumentar el tamaño del hipocampo y de las áreas corticales relacionadas con el lenguaje. Esto no solo mejora tu capacidad lingüística, sino que también tiene beneficios cognitivos generales, como una mayor capacidad de atención y memoria.

Cómo aprovechar la neuroplasticidad para aprender inglés

Pero…, ¿de qué forma puede esta información mejorar la forma en la que aprendes inglés? Aquí te dejo algunas estrategias respaldadas por la ciencia para estimular la neuroplasticidad y optimizar tu aprendizaje.

Exposición constante al idioma

La repetición y la práctica frecuente son esenciales para fortalecer las redes neuronales. Según Kuhl (2011), escuchar y leer en inglés de forma constante entrena al cerebro para procesar el idioma de manera más eficiente. Algunas formas fáciles de implementar esto en tu vida diaria es utilizar apps, leer artículos en inglés, escuchar podcasts, o ver series o películas en inglés.

Repetición espaciada

Revisar información en intervalos estratégicos ayuda a consolidar la memoria a largo plazo. Usar aplicaciones como Anki o Quizlet para practicar vocabulario es una forma eficaz de aplicar este principio.

Inmersión lingüística

Rodéate de inglés en tu día a día. Esto puede incluir cambiar el idioma de tu teléfono o tu ordenador, escuchar música en inglés o hablar contigo mismo en el idioma. Según el principio del input comprensible de Krashen (1982), cuanto más estés expuesto al inglés en contextos significativos, más rápido lo adquirirás.

Aprendizaje activo y pasivo

Combina estrategias activas (practicar conversaciones, hacer ejercicios gramaticales) con pasivas (escuchar y leer). Esta combinación estimula diferentes áreas del cerebro y refuerza la neuroplasticidad.

Shadowing

El shadowing consiste en repetir en voz alta lo que escuchas en inglés, imitando la entonación y el ritmo. Este ejercicio no solo mejora la pronunciación, sino que también fortalece las conexiones entre la corteza auditiva y motora.

Dormir lo suficiente

Durante el sueño profundo, el cerebro consolida lo aprendido durante el día. El sueño es esencial para la formación de memoria a largo plazo.

Variar las actividades

Cambia entre diferentes tipos de aprendizaje, como leer, escribir, escuchar y hablar. La variación estimula más áreas del cerebro, lo que facilita la retención y la transferencia del conocimiento a situaciones nuevas.

Ejercicio físico

La actividad física aumenta el flujo sanguíneo al cerebro, promoviendo la neurogénesis (creación de nuevas neuronas). Según Ratey y Hagerman (2008), el ejercicio puede mejorar la capacidad de aprender y retener información.

Neuroplasticidad y la edad: Mitos y realidades

Es común escuchar que aprender idiomas es más fácil para los niños debido a su mayor plasticidad cerebral. Si bien es cierto que los niños tienen ventajas en la adquisición de la pronunciación y la fluidez, los adultos tienen ventajas cognitivas que compensan esta diferencia, como una mayor capacidad de razonamiento lógico y estrategias de aprendizaje más conscientes (Bialystok y Hakuta, 1999).

La clave para los adultos es aprovechar su capacidad para establecer metas claras, usar estrategias deliberadas y mantener la motivación. La neuroplasticidad sigue activa en la adultez, pero requiere más exposición y práctica consistente.

Otros beneficios cognitivos del aprendizaje de idiomas

El aprendizaje de inglés no solo transforma tu cerebro para procesar un nuevo idioma, sino que también tiene efectos positivos en otras áreas de la cognición:

Mejora tu memoria de trabajo

El aprendizaje de un idioma extranjero requiere almacenar y manipular información constantemente. Esta actividad fortalece la memoria de trabajo, que es la capacidad de tu cerebro para retener información temporalmente mientras realiza tareas cognitivas complejas. Aprender vocabulario y reglas gramaticales en inglés y aplicarlos en contextos reales, entrena esta función cognitiva haciéndote más ágil mentalmente. Bialystok y Poarch (2014) encontraron que las personas bilingües tienen una memoria de trabajo más eficiente que los monolingües, ya que alternar entre dos idiomas ejercita esta habilidad de manera continua.

Aumenta tu capacidad y flexibilidad para resolver problemas

Pensar en otro idioma requiere que analices situaciones desde diferentes puntos de vista y que busques alternativas creativas para comunicarte. A veces tienes que improvisar en conversaciones, adaptar tu vocabulario y encuentrar formas alternativas de expresar ideas cuando no sabes una palabra o estructura específica. Los investigadores Bialystok y Martin (2004) concluyeron que las personas bilingües tienen una mayor capacidad de seleccionar información relevante, solucionar problemas de forma flexible, y adaptarse a cambios en la resolución de un problema.

Retrasa el deterioro cognitivo asociado con la edad

Uno de los beneficios más destacados del aprendizaje de idiomas es su capacidad para proteger al cerebro contra el envejecimiento. Hablar más de un idioma puede retrasar la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Un estudio de Bialystok et al. (2007) encontró que las personas bilingües desarrollan síntomas de demencia hasta 4-5 años más tarde que los monolingües.

Incluso si comienzas a aprender inglés como adulto, el proceso de adquirir y usar un idioma nuevo estimula el cerebro, ayudando a mantenerlo saludable a medida que envejeces.


Conclusión

La neuroplasticidad es la clave que hace posible aprender inglés en cualquier etapa de la vida. Al comprender cómo funciona tu cerebro y aplicar estrategias diseñadas para estimular su capacidad de adaptación, puedes optimizar tu aprendizaje y lograr un progreso significativo. No importa tu edad ni tu punto de partida: tu cerebro está diseñado para aprender y cambiar.